Untitled
Hola 💛
Estos días estoy trabajando en mi nueva colección de piezas.
Hace casi 3 años que no hacía una…
y no fue por falta de ganas. Fue porque me quemé.
Estaba agotada. Crear ya no me daba alegría, solo presión.
Cada pieza llevaba semanas.
Tres o cuatro horneadas, detalles personalizados, pruebas, errores, ajustes.
Y aún así, me costó mucho ponerle un valor… hasta que lo hice.
¿Y adiviná qué?
Mis ventas no bajaron.
Porque aprendí a comunicar el valor de lo que hacía.
Me pasaba lo que nos pasa a muchas:
sumaba costos, materiales, el tiempo "medible"…
pero había algo que siempre quedaba afuera: el valor real de lo que estaba haciendo.
Porque, ¿cómo se mide el conocimiento que lleva una pieza?
¿Cómo calculás los años de aprendizaje, los errores, las veces que dijiste "esto no es para mí" y aún así seguiste?
¿Cómo le ponés precio al proceso?
Spoiler: no se puede.
💛 Por eso, en los próximos días voy a terminar de armar una clase para que no repitas mis errores,
y desde el principio puedas valorar tus conocimientos, tu tiempo y tu creatividad como se merecen.
Y antes de despedirme, te dejo algunas ideas de cómo no deberías calcular el precio de tus piezas:
– No solo sumes materiales y horas: eso es el mínimo, no el valor completo.
– No ignores todo lo que invertiste en aprender: tus conocimientos son tu capital.
– No te compares con lo que ves en ferias o redes: cada pieza tiene su propio recorrido.
– No pongas un precio "bajo para que se venda": eso solo refuerza la idea de que vale poco.
Estamos tan acostumbradas a medir y justificar…
que a veces nos olvidamos de valorar.
¿Y si en vez de calcular, empezaras por confiar en el valor de lo que hacés?
Porque sí… es fácil ver el valor en el trabajo de otras.
Pero cuando se trata del nuestro, aparecen las dudas, el miedo, las inseguridades.
Y justo ahí, es donde más necesitamos sostenernos.
Espero que estas palabras te hayan hecho reflexionar…
y que quizás a partir de hoy, mires y valores tu trabajo de otra manera.
Un abrazo embarrado,
Nati
Respuestas